“Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes”

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Más o menos con esas palabras el maestro Yoda trataba de inculcar al joven Skywalker el camino de la paciencia, la concentración y la perseverancia al llegar a los inhóspitos pantanos de Dagobah. Hoy, casi cuarenta años después de que George Lucas hiciese historia, en lugar de naves espaciales nos toca subirnos a una máquina del tiempo y ser los aventureros que dirigen sus pasos al exótico, oscuro y sugerente siglo XI.
Este mes de agosto damos un importante paso en nuestras vidas. Empiezan nuestros ensayos y estamos a punto de culminar un proceso creativo al que Iván Macías, Félix Amador y Pablo Martínez han dedicado su vida durante más de dos años. Un proceso que quiero pensar que comenzó desde el mismo momento en que Noah Gordon publicó su libro en agosto de 1986.
La primera vez que leí “El médico” fue durante un caluroso agosto de comienzos de los años noventa. El año anterior había leído “Los pilares de la tierra” y “El ocho”, y sentía mucha curiosidad por el otro gran best-seller de la década. Recuerdo perfectamente empezar su lectura con cautela y temor, pues el listón estaba muy alto. Pero fue empezar a conocer a Barber y a Rob niño en las primeras páginas y no parar hasta devorar el libro por completo en tan sólo un fin de semana. Desde ese momento, pasó a formar parte de los libros que marcaron mi adolescencia.
Nuestra responsabilidad ahora -y mi empeño personal- es honrar la fabulosa epopeya que imaginó Noah Gordon. Tenemos la mejor materia prima posible para triunfar: un libreto que resume a la perfección las aventuras, el drama y la pasión de la novela, y una música emocionalmente inigualable que, por sí misma, narra la historia con maestría.
Imagino a Noah Gordon sentado en el patio de butacas el día del estreno aplaudiéndoos y no puedo evitar emocionarme. Si, como él mismo ha confesado, es capaz de hacer cualquier cosa por venir a vernos, tenemos que estar dispuestos a cualquier cosa para hacer que este viaje (quizá el último que vaya a realizar) llene de orgullo y felicidad su corazón.
“El médico, el musical” no es un musical al uso, es algo que va más allá de lo que estamos acostumbrados. Como si de una banda sonora se tratase, atrapa al espectador -o al oyente- en un viaje emocional perfectamente trazado. En mi caso, escuchar la música compuesta por Iván Macías interpretada por la London Symphony Orchestra fue un antes y un después. Vosotros sois los más afortunados, pues ahora tenéis la oportunidad de sentirla, vivirla y hacerla vuestra.
Nos ha tocado nacer en la temporada teatral más espectacular y prolífica desde que los musicales se asentaron en Madrid. Ojalá todas y cada una de las propuestas de la cartelera obtengan el reconocimiento y abrazo del público. Cuanto más fuerte, sana y unida esté la familia del musical en nuestro país, mejor será el futuro para todos. No venimos a competir, llegamos para sumar. Estamos para ser. Sólo mirando hacia dentro y pidiéndonos cada día lo mejor de nosotros mismos brillaremos como estamos destinados a hacerlo.
Yo no me conformo con cualquier cosa. Los creadores y productores de “El médico, el musical” no se conforman con cualquier cosa. Queremos lo mejor. Y lo mejor sois vosotros. Todos y cada uno de vosotros estáis aquí por una razón. Todos sois especiales, únicos. Y tras el periodo de pruebas de los conciertos sinfónicos de presentación, que tantas alegrías nos ha deparado, llega el momento de renacer y dar nueva forma a este gran sueño.
Queremos hacer las cosas de forma diferente. Desde el respeto, la confianza, la cercanía. Reconociendo y premiando el talento. Con nosotros nace una productora, ahora pequeña y de espíritu humilde, destinada a grandes cosas, que está apostando el todo por el todo para que esta empresa -nuestra empresa a partir de hoy- llegue a su mejor fin.
No hay que tener miedo a equivocarse. El mayor miedo siempre ha de ser no haber puesto todas nuestras fuerzas para lograr algo único y lleno de verdad. La materia prima de “El médico, el musical tiene eso tan especial y difícil de conseguir que es tener “alma propia”. A partir de ahora -gracias y a través de vosotros- tendrá la voz e identidad que se recordará siempre.
Siguiendo los consejos de Darren Aronofsky, sé que tenemos que hacer la gran obra que sé que podemos hacer. Con los pies en el suelo para poder soñar alto, siendo persistentes y trabajan duro. Formando una verdadera familia en la cual se ayuden los unos en los otros. Llevando todos siempre los deberes bien hechos antes de entrar a ensayar o trabajar. Adaptándonos a la realidad y a las circunstancias de cada día, siendo flexibles y resolutivos. Sin excusas, reparos ni temores. Pensando siempre en el público a cuyas manos nos entregaremos cada noche. Comprometiéndonos al máximo con nuestra visión. Alejándonos de infantilismos, nervios y tensiones. El secreto -tan sencillo siempre- será no preocuparse, sino ocuparse. Somos un gran equipo, y no os debe caber la menos duda de que juntos llegaremos al mejor puerto posible.
“Vive como si fueras a morir mañana, trabaja como si no necesitaras el dinero, baila como si nadie estuviera mirando.” (Bob Fosse)
Creo en el verdadero trabajo en equipo, aquel que se realiza con humildad, constancia, comunicación y gran esfuerzo. Consecuencia del cual todos los integrantes disfrutan trabajando y, una vez terminado el proceso, todos sienten el resultado como suyo, no fruto de algo externo. En “El médico, el musical” vuestras aportaciones individuales marcarán siempre la diferencia. Por un lado, tenemos la suerte de no tener que copiar nada que se haya hecho anteriormente y, por otro, la deliciosa responsabilidad de que serán otros lo que en el futuro se fijen en vosotros para recrear los personajes y situaciones de la obra.
Siempre he creído -y defendido- que no hay personajes grandes si no oportunidades bien aprovechadas. Del mismo modo que en incontables ocasiones los personajes protagonistas de muchas obras han resultado absolutas decepciones, un gran número de mis momentos teatrales favoritos han llegado de la mano de pequeños personajes que han dado en el blanco sacando oro a su tiempo en escena.
Tenéis ante vosotros un gran lienzo en blanco sobre el cual escribiréis con vuestras voces y dibujaréis con vuestros cuerpos lo que únicamente vosotros podéis aportar: lo que sois y lo lleváis dentro. Cuanto más os nutráis e investiguéis, cuanto más juguéis en escena y os arriesguéis, mejores serán los resultados. Tenéis un equipo creativo excepcional que será vuestro mejor aliado para lograrlo. Yo hace tiempo que abandoné mi zona de confort. Os invito ahora a que hagáis lo mismo y a que me deis la mano. No os la soltaré. Y, si remamos juntos, será un viaje que nunca olvidaremos.
Ya lo dijo Kierkegaard en su “Elogio de Abraham”: “Todos perduraremos en el recuerdo, pero cada uno será grande en relación a aquello con que batalló. Y aquel que batalló con el mundo fue grande porque venció al mundo, y el que batalló consigo mismo fue grande porque se venció a sí mismo (…)”
Tenemos el privilegio de poder hacer reír, de emocionar, de hacer que el público rompa en lágrimas y jamás olvide nuestro paso por sus vidas. El público acompañará a nuestro protagonista en su viaje de descubrimiento viendo la historia a través de sus ojos, sorprendiéndose y emocionándose a cada paso, y verá como una novela repleta de personajes masculinos se cuenta gracias a la presencia constante de las mujeres siendo el personaje de Mary un ejemplo de valentía, decisión, feminismo y emancipación capaz de “representar” a la mujer de siglo XXI.
Tenemos la oportunidad de trascender, de dejar un legado a nuestro paso.
Pensemos que Madrid sólo es el principio y ayudemos a que la realidad supere nuestros mejores sueños. Imaginemos todo lo que podemos conseguir y vayamos aún más allá. Los límites nos los ponemos nosotros mismos. Todo es posible. Y si alguien tiene alguna duda, que mire a Iván Macías y a Pablo Martínez y verá todo lo que se puede conseguir si se trabaja en equipo y se confía plenamente en uno mismo.
¿A quien no le habría gustado formar parte de los elencos que estrenaron “Jesucristo Superstar”, “Los miserables” o “West Side Story” y haber podido conocer y trabajar codo con codo con unos jóvenes Andrew Lloyd Webber y Tim Rice, Claude-Michel Schönberg y Alain Boublil, o Leonard Bernstein y Stephen Sondheim? Estoy absolutamente convencido de que dentro de muchos años “El médico, el musical” se seguirá representando a lo largo y ancho del mundo. Pero sólo vosotros, el reparto original del musical, habréis podido trabajar de cerca en el nacimiento con Iván Macías y Félix Amador. Aprovechad bien la oportunidad y fijad bien vuestros recuerdos. Estáis -estamos todos- empezando a hacer historia.
Así lo creo firmemente.
Os invito a creer conmigo, y a ser el mejor ejemplo de lo que os gustaría ver.
Bienvenidos.

José Luis Sixto
Director

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